domingo, 15 de agosto de 2010

PANAMA Y SU PUBERTAD POLITICA ... ARTICULO DE ANALISIS PREVIO A LA CONTIENDA ELECTORAL 2009

Panamá y su pubertad política
Héctor Aparicio Jr.
opinion@prensa.com
Pareciera que el país avanza hacia una dirección que algunos anhelan y otros critican. Si bien tenemos cifras y testimonios que favorecen nuestra fama de país en crecimiento, las consecuencias de ese crecimiento, son el “supuesto” retroceso de otros aspectos necesarios en nuestra sociedad. ¿Cuánta verdad hay en esto? La pubertad es el proceso de cambios físicos en el cual el cuerpo de un niño se convierte adolescente. Especialistas consideran este proceso complejo, por el hecho de ser una etapa que conlleva muchos cambios.

Panamá debe ser visto como a ese niño en pubertad, y el Estado debe ser visto como el padre del niño, el cual toma decisiones prematuras e incide directamente en su futura etapa de crecimiento. Es evidente que ante todo cambio debe existir un proceso de maduración, el cual debe ser acompañado por la guía de buenos padres.

Como sociedad hemos tenido padres que educan, que mienten, padres ausentes, que construyen y también que abusaron de su poder y destruyeron. Por eso, en la actualidad somos hijos que desconocemos nuestro rumbo. Hemos dejado de sentirnos identificados con el rumbo, precisamente porque es indefinido.

Si hacemos un balance del desarrollo de Panamá, el resultado se inclinaría más a un crecimiento de infraestructura y a necesidades individuales inmediatas, en lugar del desarrollo y evolución del individuo como ciudadano. El desarrollo al cual me refiero, es un elemento fundamental para la construcción de una “sociedad” segura.

Debemos usar el pasado como referencia, y saber qué o a quiénes queremos rescatar de él, para avanzar. ¿Cómo pasar la página, si la historia es reciente y muchos actores aún participan de la vida pública? Escogiendo bien a nuestros nuevos padres, quienes deben demostrar en su madurez política, nuevas ideas, como así también, ejemplos de prudencia y templanza. Padres que proyecten el desarrollo de sus hijos a largo plazo para que ellos puedan ser mejores padres cuando les toque su turno.

¿Existen realmente estos padres? Seguramente sí. Lo importante es no buscarlos en matrimonios fracturados o fragmentados. No debemos dejarnos seducir por palabras bonitas, o por promesas de ayuda cortoplacistas. Debemos pensar como panameños, no como partidarios, debemos pensar qué es lo que queremos a largo plazo, escuchar propuestas y evaluar cómo nos sentiríamos con esos padres a largo plazo. Es una buena manera de comprender nuestra responsabilidad ante el sufragio, de evaluar cuántas veces nos equivocamos al emitir un voto por partidismo o cuándo votamos a la persona adecuada para el momento adecuado.

En la contienda electoral de 2009, es necesario apostar al progreso, que se basa en el desarrollo del comercio, la educación y la cultura, como garantías. No fanatizarse por colores políticos, ni por disputas personales, ya que muchas veces jugadores de todo tipo se ponen una camiseta y se disfrazan. A la hora de gobernar, el fanatismo partidario no sirve para otra cosa, que para perder el tiempo, alimentar los egos y acrecentar la “histórica discordia”, que siempre alejó a nuestra sociedad.

Hay que confiar en “proyectos” consistentes, en donde todas las personas asimilen el avance o retroceso logrado, como ciudadanos y como miembros de los colectivos políticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario